Un impacto social puede definirse como el efecto beneficioso que pueden producir personas, organizaciones o comunidades a través de políticas, procedimientos, proyectos, actividades o acciones planificadas a favor de la comunidad o personas.
El impacto social es un nuevo paradigma que nos enfrenta a la posibilidad de realizar un cambio de realidad poniendo como eje a la persona humana.
Dicho cambio debe ser permanente, es decir, sostenido en el tiempo y con un efecto positivo y medible.
También pueden definirse como contribuciones positivas que tanto organizaciones públicas como privadas pueden generar a favor de la comunidad que las contiene a la que representan.
Ahora bien, pensemos en cuatro actores fundamentales y cuáles pueden ser sus aportes para la generación de impacto social:
- Empresas y organizaciones: definiendo líneas de trabajo claras y transparentes identificando objetivos (personas, comunidad u ong´s) optimizando sus acciones y potencial humano, material y tecnológico con el fin de dirigirlos hacia el bien común.
- Gobiernos: administrando inteligentemente los recursos creando y coordinando programas que permitan potenciar el impacto generando continuidad.
- Inversores: Priorizando los beneficios del impacto, cambiando su mindset o manera de pensar erradicando el concepto de aporte como costo.
- Empresas sociales: Aumentando el apoyo de los gobiernos a las organizaciones cuya misión son lograr bienestar o bien común solucionando problemáticas sociales emergentes.
Podemos definir cuatro procesos básicos de impacto social:
- Definir objetivos y su alcance
- Recopilar datos para la transformación de información útil
- Determinar el impacto y su monetización económica
- Generar reportes de información y comunicación
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