Lo primero que te sugerimos es que tengas criterio de realidad y que tus expectativas sean acordes a las oportunidades reales para, de este modo, evitar la tan temida frustración que acarrea emprender un “negocio sin real conocimiento o dominio de gestión de un negocio. En primera instancia debemos comprender que el camino del emprendedor atravesará diferentes instancias en las cuales la estabilidad no será una constante. Por este motivo, tener objetivos claros, capacidad reflexiva, poder decisorio, autodominio, flexibilidad, creatividad y tenacidad son las características que definen a un emprendedor.
Todo inicia con un sueño. Un sueño está determinado por una expectativa o deseo. Ahora, ¿cómo hacer para que ella se haga realidad? En este caso, el sueño debe transformarse en una misión. Trabajar con un propósito, queriendo convertirnos en algo trascendente, útil e inolvidable. Estableciendo con claridad cuál es el impacto positivo que queremos generar en el mercado y en nuestros clientes. El ¿para qué existimos o para qué daremos existencia a este microemprendimiento?
Una vez determinado nuestro propósito o misión, estableceremos nuestra visión, es decir, hacia dónde nos dirigimos y en qué nos queremos transformar haciendo base en nuestro potencial. Una vez determinados con confianza nuestros objetivos iremos en busca de las herramientas necesarias para desarrollar nuestro negocio eliminando falsas expectativas.
¿Querés saber cuáles son las falsas expectativas y cuáles son las estrategias correctas que te convendrá utilizar? Seguinos en nuestro próximo post.
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